Prometo escribir por última vez sobre la institución eclesiástica, sólo creo que es importante compartir esta serie de fotografías tomadas en la Villa, D.F.
Contextualizo: el sacerdote tenía un botellón lleno de agua bendita y mientras atendía a la enooooorme clientela urgida por una bañadita de salvación, el padre utilizaba la última tecnología celular y cobraba lo que al parecer, sería después destinado a su factura de telcel.
2 comentarios:
guácala, qué asco. ese señor se parece a los chicos malos de disney.
creo que estaba hablando con dios... ya ves que saco su nueva hotline
saludos Geo
J. Manuel Heredia
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